De los Santos Guerreros


 
 
También llamados  Orisha Oddé son los primeros que debe recibir cualquier iniciado en la religión Yoruba. Estos solamente pueden ser entregados por los sacerdotes de más alta jerarquía, denominados Oluwos o Babalawos. Es solamente el Elegguá-Eshú que dan los Babalawos el que contiene la carga y el secreto para que este Orisha abra los caminos y ejerza su función fundamental.



La fundamentación de que los Orisha Oddé o guerreros solo puedan ser entregados por Babalawos está en que en el tiempo en que estos estuvieron en el plano terrenal fueron Babalawos. Elegguá es el primero y más importante por lo que solo alguien que conozca los secretos de Ifa puede construirlo y entregarlo. Viene acompañado de Oggún, Oshossi y Ósun.



Eshu-Eleggua tiene muchos caminos, es por ello que se debe realizar una consulta con el Babalawo para determinar si ese aléyo puede ser hijo de la referida casa, de dónde es la otá y la carga en general que lleva en su interior. Luego se prepara el mismo, con sus secretos correspondientes. Para terminar se mezclan estos ingredientes, se cementan en forma de cabeza humana y se le agregan como ojos y boca cauries. Encima de la cabeza lleva entizados una pluma de loro, una cuchilla para defensa y finalmente su corona, pues Elegguá es un Rey. La otá de Oggún casi siempre es de la vía del tren así como la de Oshossi se busca siempre en el monte. Se ubican las herramientas y otases en una misma cazuela de barro pues Oggún y Oshossi viven juntos. A continuación se prepara Ósun.



Para entregar a los guerreros se arrodilla al aléyo o iniciado en una estera frente a su padrino y a los Santos que reposan sobre la misma. Es la única vez que la persona se arrodilla frente a estos santos, cuando los recibe. Luego nunca más estos santos quieren ver a la persona de rodillas, a no ser que sean hijos de alguno de ellos. Elegguá y Oggún tienen nombre propio que conviene lo sepa solo la persona que lo recibe, de lo contrario lo pueden trabajar en contra. No se describirá aquí dicha ceremonia por tratarse de secretos que no se deben divulgar.



Ya en la casa Elegguá, Oggún y Oshossi se sitúan en la mayoría de los casos detrás de la puerta principal y Ósun en un lugar más alto que la cabeza del dueño. Después de los tres meses de estar en la casa se hace una ceremonia donde se les da entrada definitiva a la misma. Es importante que Ósun no puede tambalearse ni caerse, ya que esto indica que la vida de su protegido está en peligro, en ese caso se debe contactar al padrino rápidamente para consultar.



Los guerreros no son un adorno, ellos requieren una atención que el padrino deberá enseñar. Y también es importante que quien los recibe pueda aprender a comunicarse con ellos y realizar algunos trabajos que también es deber del padrino enseñar. A los guerreros se les pide salud, tranquilidad y desenvolvimiento, no es aconsejable pedirle el mal para ninguna persona.
 

 
 
 
ELEGGUÁ:
 

Dueño de los caminos, tiene las llaves del destino. Es uno de los principales dioses del panteón yoruba y el primero de la “trilogía” de los cuatro Santos guerreros. Es el encargado de los caminos y las puertas que abre y cierra a su criterio, para desgracia o felicidad, es la personificación del azar y la muerte. 



Es hijo de Obatalá y Yemú y ningún orisha le antecede porque el mismo Olófin lo dijo al designarlo como su mensajero: “Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande en la tierra y en el cielo y sin contar contigo nunca será posible hacer nada”.




 

También Olófin dictaminó que se le saludara  antes que a ningún otro osha y que fuera el primero en comer. Es el principal guardián de la casa y dueño de los cuatro caminos que forman la cruz al unir los cuatro puntos cardinales.

Adopta las más variadas formas: príncipe o mendigo, muchacho o anciano y todo lo que se le ocurra. Orisha esencialmente juguetón y amigo de las bromas. Muy aficionado a cantar  y a silbar. Glotón insaciable, puede ser sobornado para lograr de él lo que se desee. Sin embargo, no se le puede ofrendar comida a diario pues se llena mucho y no trabaja.

Tradicionalmente la figura de Elegguá se encuentra muy vinculada a la de Echu, éste representa  la aparición de los problemas que acechan al hombre. No es el diablo aunque está presente en todas las desgracias. Vive en la calle, en la sabana y en el monte y si entra en la casa, hay tragedias. Debemos aprender a sacarlo de la casa, nuestro padrino nos lo enseñará también.
La pareja Elegguá-Echu constituye la expresión mítica de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo Así como no puede haber seguridad sin peligro, ni paz sin inquietud, tampoco existe Elegguá sin Echu. Como bien señala Natalia Bolivar “la expresión mística de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo.
Nuestra casa es el refugio por excelencia, el lugar privilegiado contra los sucesos del destino. Elegguá debe situarse detrás de la puerta y en contacto con el piso,  marcando con su presencia la frontera entre dos mundos: el interno, de la seguridad y el externo del peligro.
Elegguá protege el hogar y cuando en él se presenta problemas es que ha entrado Echu, el callejero.
 
PATTAKI (historia) DE ELEGGUA:



Elegguá es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Siendo muy joven, andaba un día con su séquito y vio una luz brillante que salía de algo con tres ojos que estaba en el suelo. Era un coco seco (óbi). Elegguá se lo llevó al palacio, se lo contó a sus padres y luego lo abandonó detrás de una puerta. Poco después, quedaron todos asombrados al ver cómo salía una intensa luz del óbi. Tres días más tarde, Elegguá murió. Tras su muerte, se olvidaron del óbi, al cual había respetado en un inicio. Pasado el tiempo, el pueblo se vio sumido en situaciones desesperadas y al reunirse los arúbbó (viejos), concluyeron que la causa de las desgracias estaba en el abandono del óbi el cual estaba apagado, vacío y comido por los bichos. Los viejos acordaron sustituirlo por algo sólido y perdurable, y así colocaron una piedra de santo (otá) en el lugar del óbi, detrás de la puerta. Fue el origen del nacimiento de Elegguá como orisha, por lo que se dice: “Ikú lobi ocha” (”el muerto parió al santo”).



ATRIBUTOS: Todo tipo de juguetes, pitos, matracas, etc.
 
ILEKES: Collares de cuentas negras y rojas que representan la vida y la muerte, el principio y el fin, la guerra y la tranquilidad, lo uno y lo otro.



COMIDAS: Todo tipo de dulces y caramelos, alfajores, pop, pescado ahumado, bollitos, maíz tostado, hierba fina. Chivo y chivitos, pollos y gallos, ratones, nevado y jicoteas. Su mensajero es el ratón y se le puede sacrificar pollos o chivos.



Vive en cazuela de barro: “La otá se manda a buscar en dependencia del camino que marque el óddun  (encrucijada, manigua, loma, río, bosque, etc).
Es potestad del Babalawo, construir y entregar este Santo al aléyo o iniciado, así como lo es del Iwóro (Santero) asentar Osha (nacimiento de otro Iwóro).



 
Los hijos de Elegguá suelen ser personas hábiles e inteligentes, contrastando estas cualidades con otros rasgos como: poco escrupulosos, inclinados a la corrupción y a la fantasía. Suelen ser tramposos e intrigantes.



 
 
 

OGGÚN:



Deidad guerrera del panteón yoruba. Segundo de la “trilogía de los guerreros”, hermano de Changó y Elegguá. Deidad de gran fuerza y virilidad, dueño del hierro y de la fragua. Violento y astuto, es el dios de los metales, de la guerra, de la montaña y los bosques. Orisha sangriento, es también el dueño de las llaves, las cadenas y las cárceles.
 
 
 
Es el patrón de los herreros, mecánicos, ingenieros y soldados y representa tanto al andariego que vaga por los montes dominando sus secretos. Constituye un símbolo de la evolución del cazador-guerrero brusco, bárbaro y bestial al agricultor criador de animales, comedor de viandas y frutos.

En todas las ceremonias se le canta e invoca después de Elegguá. Está considerado como una de las personificaciones más antiguas de los yorubas. El nombre de Oggún es Oyó Oggún. También se le llama Oggún Onile, campesino, granjero, hacendado; Valenyé, labrador; Oggún Areré, el forjador del hierro, de los metales, y muchos otros nombres mas.



PATAKI DE OGGUN:



Hijo de Obatalá y Yemú y hermano de Changó, Ochosi y Elegguá. Entre todos los Orishas, fue él quien primero se decidió para hacer el camino del reino invisible (Ikole Orun) a la tierra (Ikole Aye). Fue el encargado de cortar los troncos y las malezas con su infatigable machete para abrirles el paso a los orishas cuando éstos bajaron a la tierra. Enamorado de su madre, intentó varias veces violarla, lo cual no podía debido a la vigilancia de Elegguá.

En cierta ocasión, a punto de conseguir su propósito, Obatalá lo sorprendió. Fue entonces cuando el propio Oggún se maldijo: “Yo mismo me voy a maldecir. Mientras que el mundo sea mundo lo único que voy a hacer es trabajar para la Ocha”.

Oggún se fue para el monte, se escondió de los hombres y ningún orisha que no fuera Ochosi, su hermano el cazador, podía verlo. Trabajaba con hierro sin parar, y el estar amargado, comenzó a regar polvos (afoché) por todas parte, con ello sembró discordia entre la gente(arayé) hasta que Oshún se metió en el monte, lo atrajo con su canto y le hizo probar la miel de la vida. Ya sin amargura, Oggún siguió trabajando, no volvió a regar polvos y el mundo se tranquilizó.




ATRIBUTOS: En general todos los hierros, machetes, palas, picos, martillos, mandarrias, yunques, guatacas, rastrillos, barretas, hoz, guadaña, serrucho, clavo, cuchillos, navajas, etc.
 
ILEKÉS: Su collar se hace con cuentas verdes y negras alternas. Siete cuentas verdes, claras seguidas de siete cuentas negras.



COMIDAS: Ekú, eyá y abguardó, ñame asado, nueces de kolá, judías blancas, su bebida favorita es el aguardiente de caña. Así como también chivo, gallo, paloma, guinea, jutía, cerdos, carneros, gallos rojos, venado. Se le ponen las mismas ofrendas que a Eleguá, además le gusta los melones, los cocos verdes, etc.




Vive en cazuela de barro, igual a la de Elegguá, luego se refuerza, en caso de guerra o cuando él lo indique, pasando a vivir olla de hierro, de tres patas. Suyos son los perros fieros y el majá.
 
 


 Los hijos de Oggún son violentos e impulsivos y no perdonan fácilmente las ofensas. Nunca abandonan el combate ni pierden las esperanzas. De carácter fuerte y siempre quieren imponer su pensamiento, buscan peleas donde no las hay, son justos, pero en muchos casos tercos y se creen dueños de la verdad, no se arrepienten de los actos cometidos, así se equivoquen no lo reconocen. Son imprevisibles y difíciles de tratar, pero su franqueza y evidente sinceridad hacen que, generalmente, se olviden de sus defectos. Son dedicados a los trabajos manuales, herreros, militares, policías, carniceros, etc. No les gusta que los manden y son muy independientes.




 

 
 
 

OSHOSI:
 
Es el tercer orisha de la trilogía de los guerreros. Es el cazador superior, sus flechas no fallan nunca.  Hijo de Yemayá, es dueño del arco y la flecha,  cazador por excelencia. Oshossi, es el arquitecto, la justicia, la representación de los ideales del hombre hacia cosas elevadas y sagradas. Dueño de la la justicia y la cárcel protector de todos los perseguidos y de los que, en general, tengan problemas con la justicia.
Su nombre proviene del Yoruba Osóssí (Osó: brujo Sísé: trabajar Sí: para), literalmente "El que trabaja con brujería".
 


 



Es energía capaz de trasladarse a cualquier sitio o tiempo y capturar lo que persigue. Es también mago, adivino, guerrero, cazador y pescador. Se saluda “Oshossi Oddé Mata”.



 
PATTAKI DE OCHOSI:

No hay nadie que conozca el bosque mejor que Oshossi.Sin embargo, en una época nunca podía llegar hasta sus presas porque la espesura del monte se lo impedía. Desesperado fue a ver a Orúnmila, quien le aconsejó que hiciera ebbó. 
Oshossi y Oggún eran enemigos porque Eshu había sembrado discordia entre ellos.
Oggún tenía un problema similar. Aunque nadie era capaz de abrir caminos en el monte con más rapidez que él, pero nunca capturaba a sus presas que se le escapaban. También fue a ver a Orúnmila y recibió instrucciones de hacer ebbó. Fue así que ambos rivales fueron al monte a entregar el ebbó.
Sin darse cuenta, Oshossi dejo caer su ebbó arriba de Oggún, que estaba recostado en un tronco. Tuvieron una discusión fuerte, pero Oshossi se disculpó y se sentaron a conversar y a contarse sus problemas. Mientras hablaban, a lo lejos paso un venado. Rápido como un rayo, Oshossi se incorporo y le tiro una flecha que le atravesó el cuello dejándolo muerto. ”Ya ves”, suspiro Oshossi, ”yo no lo puedo coger”. Entonces Oggún cogió su machete y en menos de lo que canta un gallo abrió un trillo hasta el venado. Muy contentos, llegaron hasta el animal y lo compartieron. Desde ese momento convinieron en que eran necesarios el uno para el otro y que separados no eran nadie, por lo que hicieron un pacto en casa de Orúnmila. Es por eso que Oshossi, el cazador, vive con Oggún, el dueño de los hierros.
 
ATRIBUTOS: arco y flecha, anzuelo; todo instrumento relativo a la caza y a la pesca. Como herramientas, se acompaña de tres flechas, tres perros de metal, un espejito, un pedazo de tarro de venado.
ILEKÉS: se confecciona con dos hilos de cuentas azul prusia y cada cierto tramo, una cuenta ámbar, rematados por cuatro caracoles separados de dos en dos por cuentas ámbar. También colmillos de leopardo y caracoles.



 
COMIDAS: A Oshossi se le ofrenda mijo, ñame, aguardiente, anís, tabaco, mandioca (yuca) y legumbres. Así como chivos, gallos, codorniz, pollo, gallinas de guinea, jutías, venado, paloma, etc. No se le pone ninguna ofrenda por propia voluntad, sino por consulta a través de Orúla.
 
Vive en la cazuela de barro, u olla de hierro junto con Oggún. Fue rey de Ketu. Oshossi vive con Oggún, salvo situaciones especiales. Dueño del monte y de la caza, su otá se recoge allí.



Los hijos de Oshossi son inteligentes, con reflejos rápidos, con gran disposición para cambios y nuevas empresas,  atentos a cualquier señal, llenos de iniciativa, siempre alertas a cualquier oportunidad. Hospitalarios protectores y amantes de la familia, a pesar de su carácter esencialmente nómada,  bohemios e inestables.
 
 
 
 
 
 
OSUN
 
Hijo de Obatalá y Yemú.  Ósun representa al espíritu ancestral que se relaciona con el individuo genealógicamente y que le guía y advierte. Es el vigilante, el guardián, es el mensajero de Obatalá y Olófin. Orúnmila se apoya de Ósun para conseguir los poderes de adivinación, es el bastón de Orúla, su apoyo. Ósun junto con Eleguá, Oggún y Oshossi simboliza a los ancestros de un individuo específico. Ósun se recibe con los guerreros.











 
Como no va a la cabeza y en su caso se hace Obatalá, no tiene caminos. Ósun representa la verticalidad del ser humano sobre la tierra, no representa la cabeza de la persona sino su salud, por ningún motivo debe de acostarse ni tumbarse mientras su poseedor permanezca vivo. Si el que lo posee fallece, Ósun se tumba y se debe ir con su dueño. Cuando Ósun se cae, se debe consultar con su padrino para ver lo que él está profetizando.

Ósun se representa por una copa y un gallo arriba representa la salud. Ósun lo componen 5 piezas importantes, el gallito que representa fuerza y vitalidad, la salud en la vida, el plato que lo sustenta es nuestro propio ilé (nuestro hogar), la copa son los 4 puntos cardinales hacia donde nos dirigimos en la vida, la varilla son las piernas nuestras, las que nos sostienen y no nos pueden fallar y la base es el mundo en que habitamos.
Ósun jamás se podrá destapar por nadie para ver en su interior, esto es solo potestad del padrino. Se limpia con un trapo blanco con aguardiente de caña, con las precauciones arribas mencionadas.
A este Santo no hay que darle ningún tipo de atención, solo la que le dará una vez al año el Babalawo que sea padrino de la persona que posee esta deidad santoral.
Su color es el blanco por excelencia.
 
ATRIBUTOS: No posé ningún atributo.
 
ILEKÉS: Ósun no lleva ni collares ni manos de dilogún (caracoles)
 
COMIDAS: Lo mismo que a los guerreros, excepto gallo o pollo que es su tabú por ser él, un akukó, en cambio le gustan las eyelé. Sus ewé son los mismos de los otros guerreros, pudiendo también llevar los ewé de Obatalá.